Miré a mi
alrededor y estaba sólo, las mismas cosas en los mismos lugares, la misma gente
con las mismas expresiones en su rostro, como si el encanto de emprender nuevos
caminos no existiera, como si las nuevas tareas fuesen un pecado concebido,
como si todo lo dado fuera desvalorizado, con la misma mediocridad del
conformista, con la misma cotidianeidad del infeliz, el que no se reinventa está
condenado a la copia….
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